Aguilera vincula acribillamientos con pugnas internas entre organizaciones criminales

Aguilera vincula acribillamientos con pugnas internas entre organizaciones criminales

El sicariato es un mensaje a estructuras delictivas que no han cumplido con sus objetivos, como el lavado de activos, apuntó el Viceministro de Régimen Interior.

El viceministro de Régimen Interior, Jhonny Aguilera, ligó ayer los acribillamientos en el trópico de Cochabamba y en la ciudad de Santa Cruz con pugnas internas entre organizaciones criminales vinculadas al narcotráfico.

“Mientras más operativos se han hecho contra el narcotráfico, logrando incautaciones superiores a las de toda la historia boliviana, se han incrementado hechos de secuestro selectivo y de sicariato de personas que efectivamente están vinculadas a un mundo delictivo”, afirmó la autoridad en entrevista con Bolivia TV.

Entre Ríos y santa cruz

Aguilera se refirió a los casos de acribillamiento de cuatro personas en el municipio de Entre Ríos, en el Chapare, entre ellos dos jóvenes de 19 años, los cuales conectó con temas del narcotráfico y el reclutamiento de jóvenes para cometer las matanzas.

Según Aguilera, en la jerga de la criminología ese tipo de hechos lleva el nombre de “ajuste de cuentas”.

En lo que respecta a los casos de Santa Cruz, la autoridad mencionó que las investigaciones demostraron una diferencia con la existencia de sicarios con experiencia, de nacionalidad boliviana y extranjera.

Remarcó que el éxito de los operativos antidroga provocó disputas por nuevas rutas de traslado de sustancias controladas hacia el exterior, lo que desencadenó una escalada de violencia.

“Estas personas no han recibido sustancias controladas o han administrado dinero de estas estructuras y no han cumplido con los acuerdos, lo que desencadena represalias violentas. En estos contextos criminales no recurren a la justicia ordinaria, por eso secuestran, extorsionan o asesinan”, señaló Aguilera.

Estructura criminal

Según Aguilera, en el Chapare, el tema del narcotráfico dio lugar a una delincuencia que llamó “secundaria”, establecida en Entre Ríos con una estructura criminal liderada por Ariel V. C.

“Este señor forma parte de una estructura de reclutamiento de personas que tienen como base de operaciones el trópico del Chapare. Ariel V. C. era cobrador y luego empieza a secuestrar y extorsionar”, manifestó.

Según Aguilera, la estructura criminal se extiende a Bulo Bulo, a Puerto Villarroel y a otros municipios del trópico cochabambino.

Advirtió de que el sicariato constituye un mensaje a esas estructuras criminales que no han cumplido con objetivos, como el lavado de activos y otros.

AEP 

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